La cepa venezolana del Coronavirus

 La cepa venezolana del Coronavirus. 

Antonina Modica Milo (24/10/2021)


Desde que se inició la pandemia mundial del coronavirus, han habido tres variantes o mutaciones del SARS-CoV-2. La primera fue identificada por primera vez en el Reino Unido, la segunda en Sudáfrica y la tercera en Brasil; pero en todas coexiste un común denominador que marca la diferencia y es el “Miedo”. 


El miedo y la paranoia conducen a que el individuo presente ataques de pánico (ansiedad), cuyos síntomas, para quien lo padece, se confunden con un ataque al corazón y/o un paro respiratorio.  Si el paciente tiene patologías adicionales luego entonces, el pánico acelera otros mecanismos del organismo y bajan las defensas de su sistema inmunológico y termina complicándose porque el “miedo a morir” desencadenó y complicó las patologías existentes. 


Ahora bien, considerando que las evidencias de estudios internacionales demuestran que las pruebas del isopado para detectar la presencia del coronavirus arroja un 80% de falsos positivos y que estos resultados condicionan la actitud de los pacientes, cumpliéndose lo que se conoce como “EFECTO NOCEBO”, entonces pareciera que este flagelo del coronavirus se ha convertido en un negocio rentable para quienes participan del esquema de negocio en torno a la salud pública.  Toda una macabra historia parecida a las historias de las guerras mundiales, donde el conflicto y la muerte fue la justificación para mantener el gran negocio de las armas bélicas. 


El miedo es la mejor estrategia de manipulación que existe para dominar a las masas y en esta historia sólo se han beneficiado pocos, sacrificando vidas humanas y sumergiendo las economías de todo el mundo a niveles comparables a la devastación económica después de una guerra mundial, del que costará levantarse. 


No niego que exista realmente un virus nuevo y me apunto a la tesis de que fue creado artificialmente con un interés genocida de exterminar a los seres humanos más  vulnerables y que representan un costo económico en los presupuestos del sistema de seguridad social de los gobiernos de los países desarrollados. 


De acuerdo a los antecedentes en la historia en torno a las pandemias vividas en el pasado, tendremos que aprender a vivir con este nuevo virus, el cual atenuará su alcance cuando se logre la inmunidad colectiva, por lo cual en algún momento todos tendremos que pasar por esta experiencia y nuestra mejor defensa estará en controlar nuestros miedos y mantener fortalecido nuestro sistema inmunológico.


Ciertamente, las consecuencias económicas a nivel mundial son incalculables y las dolorosas pérdidas de vidas humanas quedarán como huellas indeleble en el recuerdo de la humanidad, pero lo cierto es que ya la gran mayoría de los países están retomando la normalidad con las medidas de bioseguridad correspondientes y están abocados a recuperar sus economías para que todas las familias afectadas económicamente se levanten. Lo lamentable es que en nuestro país el coronavirus vino a  profundizar nuestros problemas y hoy día las secuelas de esta crisis de salud pública ha llevado a que el sector económico se encuentre en terapia intensiva por haber trabajado, en estos casi dos años, a menos del 50% de su capacidad operativa, que aunado a la inflación y pérdida del poder adquisitivo del pueblo, el volumen de sus ventas no les ha permitido cubrir sus costos fijos. Es hora de levantarnos, aparcar los miedos y comenzar a retomar la normalidad, porque de lo contrario terminaremos devastados por todos los efectos colaterales que nos mantienen en una recesión económica.

Comentarios

LO MÁS VISTO

LA BURBUJA DEL DOLAR EN VENEZUELA

¡QUÉ HACER CON LOS PETROS QUE AÚN TIENEN DISPONIBLE EN LA PLATAFORMA PATRIA?

POR QUÉ LOS SISTEMAS SOCIALISTAS FRACASAN?

REFLEXIONES SOBRE EL CORONAVIRUS Y LA MUERTE