CONSIDERACIONES SOBRE LA Resolución N° 18-12-01 del Banco Central de Venezuela

Señor Presidente, no permita que en su gestión se sigan cometiendo errores que terminarán perjudicando, aún más, al pueblo. La noticia publicada el viernes 9/10/2020, en la que el Banco Central de Venezuela advierte que se mantendrán las restricciones a las cuentas locales en dólares, prohibiendo pagos en divisas con tarjetas de débitos y de créditos, bajo el argumento de que contradice lo contemplado “los artículos 2.14 y 23 de la Resolución N° 18-12-01, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 41.547 del 17/12/2018, contentiva de las ´Normas Generales sobre los Sistemas de Pago y Proveedores No Bancarios de Servicios de Pago que Operan en el País”. Al respecto, esto no es más que RATIFICAR EL CONTROL CAMBIARIO, generando expectativas negativas que harán que el mercado cambiario paralelo se comporte de forma VISCERAL y termine alimentando el tornado inflacionario que está acabando con el aparato productivo y crucificando, cada vez más, al pueblo.  Además, este pronunciamiento es incoherente con la realidad que impera en nuestra economía, formal e informal, donde se ha permitido de manera libertina la circulación de dólares en efectivo, priorizando su valor de intercambio al precio referenciado por los marcadores del mercado cambiario paralelo y convirtiéndose en un medio de pago que menosprecia nuestra moneda local. 

No es posible que se dé relevancia y prioridad a un contexto de forma, cuando lo verdaderamente importante es atacar el problema de fondo. A mi juicio, lo correcto debió haber sido modificar la resolución para dar legalidad a las operaciones comerciales con fondos disponibles en divisas en cuentas nacionales dentro del territorio nacional. Quién va a querer aceptar pagos en dólares por transferencias inter bancarias si con esos recursos no van a poder disponer, entre otras cosas, para pagar bienes de primera necesidad como por ejemplo, comprar alimentos.  

La última modalidad del sistema de control cambiario “SIMADI” permitió a las personas naturales y jurídicas la compra de divisas al tipo de cambio preferencial, depositados en cuentas denominadas en divisas en Instituciones Financieras Nacionales. A raíz del bloqueo internacional estos recursos no han podido disponerse a nivel internacional, y con las restricciones del control de cambio, tampoco pueden disponerse dentro del país.  Esto ha causado un grave daño a muchas empresas y familias, que podrían disponer de sus ahorros para recuperarse de la inminente quiebra en la que se encuentran.

Si las políticas económicas de su gestión fuesen orientadas a activar y fortalecer el aparato productivo y combatir la inflación causada por la perversión del mercado cambiario paralelo, se debería, a la brevedad posible, ELIMINAR DE FORMA DEFINITIVA EL SISTEMA DE CONTROL CAMBIARIO, subsanando todos los fundamentos de forma y fondo, para que brinden legalidad, transparencia y confianza a la economía nacional. Estoy convencida que el contexto de fondo, para dar libertad nacional e internacional, protegiendo y fortaleciendo la economía interna, estará amparado en el mecanismo del PETRO.  

No tengo temor de manifestarle mis opiniones pues considero que no advertir los errores es la peor estrategia de quienes les dará igual que los afectados terminen cayendo al fondo del precipicio. Los buenos asesores (o amigos) son aquellos quienes advierten y dicen lo correcto, aun cuando los asesorados (o amigos) no les gustaría escucharlo. 

Señor Presidente, la clave del éxito para derrotar la crisis económica y salvar al pueblo ha de ser la participación, coordinación  y transparencia de las estrategias de gestión contempladas en la Ley Anti Bloqueo.  No es buena señal que se divulgue información contradictoria que desvíe la esencia que queda implícitamente plasmada en el deber ser. 

Continúo de pie, al igual que muchos venezolanos que confiamos en que las bendiciones de Dios han de prevalecer sobre toda energía mala que nos desvíe del camino del bien. 

Con esperanza en Dios, se despide, 

Antonina Modica Milo