LA INFLACIÓN ES EL IMPUESTO DE LOS POBRES

Por qué los ciudadanos debemos pagar impuestos?

Los gobiernos, independientemente de su concepción política (REPÚBLICA o MONARQUÍA), son los responsables de administrar los bienes del ESTADO o REINADO y hacer gestión pública para garantizar la distribución justa y equitativa de las riquezas, velando por el cumplimiento de las leyes, reglas y normas que garanticen la transparencia y confianza; requisitos fundamentales para lograr la estabilidad de la economía, así como el bienestar y felicidad de la sociedad. 

La inmensa mayoría de los países del mundo necesitan complementar los ingresos provenientes de las riquezas naturales que poseen, a través de la recaudación fiscal, es decir  a través de los impuestos que han de pagar todos y cada uno de los que hacen vida en los límites geográficos del país. Cuando los miembros de una sociedad perciben que el pago de sus impuestos es retribuido en bienestar social a través de la calidad en los servicios de salud, educación, seguridad e infraestructuras y servicios públicos se alcanza la mayor justicia social, pues son los gobernantes quienes, a través de sus gestión, logran hacer una distribución justa y equitativa de la contribución de los que más riquezas generan entre todos los sectores de la sociedad. Ahora bien,  ¿todos debemos pagar impuestos?. Si quienes no pagan impuestos igual se beneficiarán, entonces lo más probable es, que ello incentive la evasión fiscal y, de ser así, se distorsionaría la esencia del deber ser.  Es allí donde es menester de los gobiernos sembrar cultura fiscal y velar por el cumplimiento de los deberes de cada uno de los ciudadanos que hacen vida en el país.   

Cuando los gobernantes de turno toman decisiones no acertadas, afectan la estabilidad de la economía del país y comienzan a generarse distorsiones que terminan desatando procesos inflacionarios que acaban perjudicando a todos los ciudadanos. En otras palabras, la mala gestión gubernamental se financia con la perdida del poder adquisitivo de los ciudadanos, lo que equivale a que estos hubiesen pagado impuestos. 

En nuestra realidad, las políticas económicas de los últimos años se han convertido en un círculo vicioso donde la inflación se traduce en un mecanismo de financiamiento para nuestros gobernantes, con el cual pueden cubrir el déficit fiscal que se genera, entre otras causas, por los incrementos salariales decretados con el fin de compensar el poder adquisitivo de los trabajadores. No obstante, las estadísticas demuestran que la inflación acumulada siempre termina superando, en términos porcentuales, el incremento salarial otorgado, deteriorándose progresivamente la capacidad de compra y el nivel de calidad de vida del pueblo.  Para los que aún no lo han comprendido, la inflación es el peor impuesto al que un pueblo puede ser sometido; es el impuesto mas injusto y perverso, pues los errores de los gobernantes terminan siendo pagados por el pueblo inocente, que su única culpa fue haber confiado, por medio del voto, en quienes creyeron les conducirían a una mejor realidad.

Si queremos identificar quién o quiénes son los culpables de nuestra realidad, debemos empezar por advertir que nuestra sociedad está corrompida, gracias a que la escasez en todos los rubros, ha impulsado la inflación, creándose oportunidades de negocios muy rentables, con el mínimo esfuerzo y sin todas las trabas que implica formar parte de la economía formal. De esta forma, muchos, descaradamente, se están lucrando de la desgracia y necesidades de los demás. Luego, gran parte de la culpa la tienen nuestros gobernantes, quienes han permitido que esto suceda libremente, ante sus ojos, sin que actúen de forma coherente y expedita para corregir las irregularidades que han terminado crucificando a la inmensa mayoría del pueblo. 

Nunca es tarde para rectificar, por eso no dejo de elevar mis oraciones ante DIOS, para que despierten nuestras consciencias y todos en quienes esté en sus manos hacer algo para cambiar la realidad de nuestro pueblo, entiendan que, por cada día que pase, estaremos peor de lo que estamos.