VIENEN CAMBIOS POLÍTICOS Y ECONÓMICOS. ESTAMOS PREPARADOS?????




La inmensa mayoría de nuestro pueblo ya está desesperado pues no vislumbran un cambio que despierte la esperanza de mejorar la calidad de vida de sus familias. Muchos ven la solución en un cambio político, pero nada más lejos de la realidad, pues el verdadero cambio que se necesita debe empezar por un despertar de consciencia para poder reflexionar y entender qué hemos estado haciendo mal. Por ejemplo, entre tantas cosas, vemos como la viveza criolla ha llevado a muchas personas a buscar resolver sus problemas aprovechándonos de las necesidades de los demás, es así como el gran negocio está en aprovecharse y generar la escasez pues ello promueve grandes oportunidades de negocios por el mercado negro que se gesta en torno al bien escaso. Se requerirán de venezolanos que estén dispuestos, en lugar de hacer negocios fáciles, a invertir su capital en nuestro país, creando empresas que ofrezcan nuevas fuentes de empleo, que produzcan  más bienes y servicios, generando y compartiendo riqueza entre todos los involucrados. 

En esta soledad a la que nos ha obligado esta pandemia, me embarga un profundo sentimiento de tristeza al pensar si de verdad se producirá un cambio por el solo hecho de que cambié una ideología, un sistema y sus líderes. A pesar de producirse un cambio de 180 grados, me pregunto si estaremos los venezolanos preparados para vivir en una realidad distinta a la economía informal a la que nos hemos mal acostumbrado. Cuántos serán conscientes de que cada uno de nosotros ha de tener un rol protagónico en nuestro entorno; cuántos de nosotros entenderemos que para sacar adelante a nuestro país tendremos que cambiar nuestra cultura fiscal y estar dispuestos a pagar impuestos y, al mismo tiempo, ejercer nuestro derecho de exigir a los gobernantes de turno la justa contraprestación en mayor calidad de los sistemas de educación, salud, seguridad e infraestructuras de bienes y servicios. Es una pena que muchos crean que la solución a nuestros problemas llegará mágicamente sin aportar un granito de arena. A veces, también pienso con indignación en quienes critican pero se benefician de un sistema corrompido; de verdad, querrán muchos de ellos que se produzca un cambio que afecte sus intereses económicos????. 

Soy defensora de fomentar una cultura fiscal honesta pues entiendo que para resolver uno de los problemas neurálgico que tiene nuestra economía es necesario corregir los problemas estructurales en el equilibrio del presupuesto público, en donde los gastos son mayores a los ingresos, produciéndose un déficit fiscal. Se requiere de disciplinar a los responsables de la gestión pública para no gastar más de los ingresos esperados y no sucumbir a la tentación de endeudar al Estado para gastos que nos sean de inversión. 

Pocos entiende que la devaluación de nuestra moneda, producto de las distorsiones del mercado cambiario, además de generar inflación, también beneficia  al gobierno pues la recaudación fiscal también aumenta, siendo utilizado esto como un mecanismo de financiamiento para compensar el incremento en el gasto público. Cuando se habla de corregir el déficit fiscal sólo se hace énfasis en reducir los gastos y poco se advierte en hacer esfuerzos para aumentar los ingresos a través de la recaudación fiscal. 

En este sentido, como parte de la solución a nuestra crisis, lo primero que habría que hacer es privatizar todas las empresas públicas ineficientes y que representan una carga burocrática para el Estado; lo segundo, simplificar la estructura de gobierno limitando a crear estrictamente los ministerios básicos que sean necesarios para articular las estrategias políticas, económicas, sociales y gubernamentales; lo tercero, cambiar el paradigma de los funcionarios públicos en el que ven al Estado como un Instituto de beneficencia pública donde piensan que tienen el privilegio de cobrar sin trabajar o donde, en determinados cargos, ven la oportunidad de beneficiarse y cometer actos de corrupción. Por otra parte, para lograr aumentar la recaudación fiscal, más que someter a una cacería de brujas a quienes estando dentro de la economía formal no cumplen con sus deberes, deberían abocarse a insertar a la formalidad a la inmensa mayoría de la economía que opera con libertinaje y compiten de manera desleal con quienes si tienen la obligación de cumplir todos los requerimientos legales. 

Se requiere un gran esfuerzo educacional, motivacional y de compromiso para cambiar la cultura fiscal en donde el ciudadano, el comerciante, el empresario se sientan orgullosos de pagar impuestos y contribuir con el Estado para generar y distribuir prosperidad entre todos los que hacemos vida en nuestro país. Si no empezamos a pensar diferente, lamentablemente costará mucho gestar un verdadero cambio que puedan disfrutar por lo menos nuestros hijos. No tengo dudas que vienen grandes cambios para nuestro país, solo que Dios espera que la consciencia  colectiva  de nosotros como pueblo despierte y hayamos aprendido la lección para que sepamos valorar, administrar y merecer las bendiciones que están por llegar. 

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